El MetLife Stadium lucía en calma, pero lo que se avecinaba fue una tormenta con acento tejano. Los Cowboys de Dallas convirtieron su visita a los Jets en un día de campo al vencerlos 37-22 en un partido que la estrella solitaria mezcló equilibrio, autoridad y una defensa que volvió a rugir tras semanas de inconsistencia.
Después del decepcionante empate 40-40 ante los Packers, el equipo de Brian Schottenheimer necesitaba un partido sin sobresaltos, una demostración de que el proyecto avanza.
El guion comenzó con un clásico. Dak Prescott en control total, moviendo el balón con precisión, incluso sin su receptor estrella CeeDee Lamb, fuera por lesión. El quarterbck, rejuvenecido y con una serenidad que recuerda sus mejores años, repartió juego entre sus receptores como si cada serie ofensiva fuera una sinfonía.
El primer golpe fue contundente. Pase corto a la derecha para Jake Ferguson, el ala cerrada que se ha convertido en su socio más leal.
Una ofensiva sin Lamb, pero con identidad
Prescott terminó con cuatro pases de anotación y 237 yardas por aire. Su conexión con Jake Ferguson fue el pulso del partido. El ala cerrada no sólo anotó dos veces, sino que funcionó como válvula de escape en los momentos de presión.
Por tierra, Javonte Williams fue el martillo. Corrió 115 yardas y sumó una anotación en una jornada que confirmó su papel como el caballo de batalla de la ofensiva.
Dallas volvió a superar las cien yardas terrestres por quinta semana consecutiva, algo que no lograba desde 2016, cuando un novato llamado Ezekiel Elliott lideró la NFL en acarreos.
Williams también tuvo una recepción de touchdown en el último cuarto
La defensa se reencuentra con su identidad
Durante los últimos dos partidos, la defensa de Dallas había permitido 70 puntos combinados. El domingo, mejoraron notablemebte. El ajuste fue tan evidente como brutal. Una línea frontal que volvió a ganar en las trincheras y una secundaria que cerró los espacios con precisión quirúrgica.
Justin Fields nunca encontró ritmo. Cada intento de pase fue una huida. La presión constante lo llevó a terminar con números mínimos y una sensación de ahogo. Fields tuvo 274 yardas y dos anotaciones. Fue capturdo cinco veces para una pérdida de 49 yardas
Los Jets, por su parte, parecen atrapados en una espiral sin salida. Las lesiones, la falta de sincronía ofensiva y una defensa agotada los han llevado a un 0-5 que huele a reconstrucción. El MetLife se vació en silencio, con la sensación de que el marcador pudo ser aún más amplio.
Dak Prescott, la reencarnación del liderazgo
Prescott llegó al juego como líder de la NFL en yardas por pase (1,326) y pases completos (121). Lo hace tras una lesión que lo había limitado a ocho juegos la temporada pasada. Pero su regreso ha sido una lección de resiliencia.
